Mucha gente sabe utilizar los programas propios de diseño y mucha gente sabe hacer fotografías, pero lo cierto es que
. Hacer una fotografía, por ejemplo, es mucho más que apretar un botón. Ahí es donde el conocimiento del profesional marca la diferencia. Y esto se puede demostrar.
El fotógrafo James Hodgins retó a varias personas que sabían manejar cámaras a utilizar su equipo para realizar la misma fotografía que él. Nos muestra la comparación de ambos resultados en su
web. Las fotografías de abajo son una pequeña muestra.
Impresionante, ¿verdad? Trabajando para una empresa me ocurrió un caso similar. Ante la necesidad de realizar fotografías de hortalizas para un cliente que las suministra, mi jefe, que disponía de una buena cámara, intentó realizarlas él mismo.
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Fotografías realizadas por mi jefe con su cámara reflex de última generación. |
Tras ver que los resultados no servían, le sugerí que me permitiera
volver a hacerlas.
Tanto él como su cliente se quedaron impactados con
el resultado.
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Fotografías realizadas por mí con una cámara más antigua. |
Esta es una pequeña muestra del trabajo. Las fotos eran para ilustrar las etiquetas de los productos, pero el cliente quedó tan satisfecho con ellas que las utilizó también en su página web y las enmarcó en enormes cuadros decorando la recepción de sus oficinas.
Aunque más sutil, esto ocurre frecuentemente con la tipografía y los logotipos. Los profesionales del diseño somos capaces de ver rápidamente cómo mejorar un logotipo para hacerlo más adecuado y legible.
Ejemplos reales de rediseño reciente para dos marcas bastante conocidas. En ambas se buscaba mejorar su lectura en distintos tamaños y soportes digitales.
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Izquierda: rediseño realizado por Jessica Hisch. Derecha: Rediseño realizado por Albert Cunillera. |
Un diseñador te ayudará a descubrir lo que realmente necesitas.
Si sabes lo que quieres, estupendo, pero piensa que a veces no vemos la situación desde un punto de vista global. Un caso: Imagínate que tienes un negocio y pides presupuesto para tarjetas de visita y demás productos de papelería. Para saber por dónde empezar,
el diseñador te pregunta sobre cómo es tu empresa, a qué tipo de cliente te diriges, cuáles son las características de tu producto, etc. Y luego te sugiere presupuestarte también (por ejemplo) un rediseño de tu logotipo. Es posible que te ofendas pero piénsalo, no es sólo una cuestión de estética. En realidad
te está asesorando sobre cómo llegar mejor a tus clientes: sobre
marketing, algo con lo que los diseñadores estamos acostumbrados a lidiar.
Ese mismo caso me ocurrió a mí y, aunque, al principio se mostró reticente,
mi cliente aceptó la propuesta y acabó muy satisfecho. El logotipo nuevo se construyó así de forma
paralela y coherente con el resto de la imagen de marca. Su imagen ahora irradia profesionalidad y frescura, que es lo que en realidad quería transmitir.
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Logotipo inicial y rediseño que realicé. |
Y si no sabes lo que quieres, ¿qué mejor excusa para dejarse asesorar?
Merece la pena pagar. Lo notarás en tus ventas.
Podría darte cifras y más cifras que demuestran esto, pero no es necesario. Cuando se trata de la marca, merece la pena porque
la imagen es la mejor tarjeta de presentación. Sabes que es cierto porque lo ves cada día a tu alrededor. Porque las empresas grandes no existen sin un departamento específico de marketing y diseño. Y porque eres capaz de recordar más de 20 marcas ahora mismo y sin embargo quizás no recuerdes qué comiste ayer. Créeme, eso es por algo, y
nosotros sabemos cómo hacerlo.
Por último, y como argumento final, te diré que NO somos caros. Al igual que el resto de sectores hemos bajado los precios para adaptarnos a la crisis. Si quieres averiguarlo, pide presupuesto. Es gratis.